Etna Velarde
Fotografía tomada del libro "Trazos de una vida" |
Retrato de una artista pintora, poeta
y mujer comprometida
con sus ideales
Por: Yolanda Velásquez Reinoso
Conocí
a Etna en casa de Eteldrita Humala, en
ese tiempo integrante del grupo de mujeres internacionalistas. Era una casa en Jesús María donde efectuaban las reuniones. Recuerdo a Eloísa Arroyo, María
Luisa Benza Pflucker, Hilda Reinoso y otras destacadas féminas debatiendo sobre
la mujer y sus problemas de género. Etna estaba
en todo su esplendor. Era la
pintora de la izquierda peruana. Cuando
regresé a vivir en Barranco, la encontré de nuevo ya madura y en afán de seguir trabajando en su arte.
Me invitó a
tomar té con pastas y pan caliente. Como solo las mujeres sabemos hacerlo, me confió trozos de su vida pasada. Había atravesado
por muchas desgracias. Ya no estaba más con ella su esposo Jorge del Prado, legendario político, hombre de izquierda y pintor en sus inicios.
Paisajes en Barranc (Acuarela) Superior: "Av. Pedro de Osma" Inferior: "Bajada del Puente de los Suspiros" |
Su única
hija había fallecido en un trágico accidente. La temprana muerte de su hija
Carmen, se traduce en una pena grande e infinita.
Hay días en que amanece triste y apagada, como si un botón la desconectara para acabar con sus fuerzas. Solo el arte la mantiene y le brinda el suficiente ánimo para derrotar el cáncer que la aqueja.
Hay días en que amanece triste y apagada, como si un botón la desconectara para acabar con sus fuerzas. Solo el arte la mantiene y le brinda el suficiente ánimo para derrotar el cáncer que la aqueja.
Tuvo que
dejar su hermosa casa miraflorina y mudarse a la casa de sus padres, en la callle Arrieta de Barranco. Allí, el antiguo barrio de Tejadita aún conserva el espíritu de sana convivencia y vecindad armoniosa.
Retratos de César Vallejo y José M. Arguedas |
Sin
embargo esta pintora, poeta e inclasificable pensadora - ya en sus siete décadas de vida - mantiene su espíritu en
alto: trabaja en
su taller amplio y lleno de luz, construido por ella misma al quedar viuda. Pinta incansablemente hasta el anochecer. Escribe
poemas con la furia de una campesina que sueña con la revolución que acabará con
la miseria y el desamparo mientras cuida sus plantitas que florecen cuando les
habla y las riega, en el patio de la casa barranquina.
Pocas veces
he conocido una mujer tan completa en sus facetas artísticas. Pintora
importante, poeta y narradora; graciosa y querendona, dueña de un carisma poco frecuente.
Etna usa la
sencillez como arma para conquistarnos.
Mi relación con el arte es estrecha. Ocupa la mayor parte de
mis vivencias. Surgió en mí naturalmente, desde pequeña. Mi padre se encargó de dirigir mis primeros pasos
hacia las bellas artes. Él escribía mucho y hablaba muy bien. Era gracioso y
muy osado al componer poemas y escritos con mucho contenido reflexivo y
satírico; tanto, que el humor nunca dejó de ser una característica en su
escritura.
Frente al lienzo, siento una fuerte necesidad de trasmitir a
la tela la energía del sentimiento. Busco un diálogo entre la forma y el color,
en un constante ordenar los recursos técnicos y los elementos plásticos de la forma, la
luz y el espacio.
Superior: Bajada de los baños (acuarela)
Inferior: Camino al mirador (acuarela)
¿Cuáles son tus metas a corto plazo, que esperas del arte en esta época?
Retrato de Túpac Amaru |
Tengo muchos proyectos todavía relacionados con la emoción
que me produce el pasado, con su inmenso bagaje de leyendas, mitos, tradiciones.
Quiero que se conozca a través de la pintura, para que surja la emoción
auténtica. Tengo en mente rescatar muchos hechos de nuestra historia que no han
sido suficientemente valorados; por ejemplo, la increíble jornada de viaje que hicieron mujeres, hombre y niños
después del levantamiento de Túpac Amaru. Ellos fueron traídos a pie a Lima y,
después, expatriados al Caribe y España.
Escribo mucha poesía y quiero que la poesía sea también un
tema en mi pintura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario